domingo, 14 de diciembre de 2008

La prescripción

Definiciones para el término Prescripción hay muchas. Entre éstas, podemos encontrar que la acción de prescribir consiste en mandar u ordenar algo, como lo hace el médico al recetar al paciente para que se tome un medicamento o siga algún otro tratamiento como también puede ser usado para referirse a la pérdida de la efectividad o del valor de un derecho, una acción o una responsabilidad por haber transcurrido el tiempo fijado por la ley. De este modo, la acción de prescribir basicamente remite a establecer criterios, normas, guías técnicas como también soluciones específicas para determinados problemas. Esto supone un elemento esencial en cualquier modelo, sistema, código o como quiera llamarsele puesto que plantea las pautas en que ciertas cosas deben ejecutarse en sus respectivos entornos. Sin embargo, la prescripción puede a veces convertirse en un dogma (wikipedia: doctrina sostenida por una religión u otra organización de y que no admite réplica, es decir, es una creencia individual o colectiva no sujeta a prueba de veracidad, cuyo contenido puede ser religioso, filosófico, social, sexual, etc., impulsado por una utilidad práctica) la cual fuera de su supuesta utilidad práctica, no puede renegar de su carácter principalmente negativo ya que al apegarse tanto a las normas, a las reglas y a los criterios establecidos, puede convertirse en una forma de formalidad que muchas veces impide la innovación y puede suponer barreras técnicas para ciertas areas como el Comercio por ejemplo.
Dejando de lado la historia de la palabra y sus distintos sentidos en el día de hoy, quisiera referirme justamente a este último punto ya que por más que se observe a la prescripción como un acto esencial dentro de cualquier sistema, resulta inevitable que éste a veces perjudique al sistema mismo por exceso de formalidades, o por lo que llamaremos afán de "dogma prescriptivo" que podemos evidenciar en diferentes campos de la ciencia, la educación, el arte y hasta el lenguaje mismo por el solo hecho de basar nuestra enseñanza en el "así se hace", "así se dice". Si bien en la enseñanza podemos destacar un beneficio práctico en el sentido que nuestras vidas funcionan mejor gracias a ciertos dogmas--ya que nos permiten creer que tenemos un cierto control sobre nuestras vidas--muchas personas adoptan estas prescripciones y las convierten en dogma, siendo que a veces, estos carecen de argumentos objetivos que respalden su forma de pensar. Un claro ejemplo de ello son las personas que sólo contemplan un dialecto, un acento de entre varios dentro de su mismo lenguaje como legítimo. Por ejemplo, el profesor de inglés que privilegia el acento británico, o el que prefiere el estadounidense, simplemente por sentirse más identificado con ese estilo en particular a la hora de enseñar. Si bien no tiene nada de malo enseñar un estilo en particular, el problema surge cuando el/la hablante le impone a los demás que hablen la forma que a esa persona le gusta y no quiere reconocer a los demás estilos como válidos solamente porque no se ajustan a los "criterios" con las que el/la hablante se siente identificado/a.
Caso similar tenemos frente a la gente que vende la pomada sobre cual es la forma correcta de 'pasarlo bien'. Digo esto, en relación a un comentario que escuché en la radio sobre un caballero que aparentemente escribió un libro alegando que cada día estamos más fomes porque nos autorestringimos más y más cosas para cuidar nuestra salud y de alguna manera dejamos de lado lo que postula el carpe diem, que dice que debemos disfrutar del día, vivir la vida, claro que según este caballero, de una manera más liberal, permitiendonos más placeres y lujos, como fumando, tomando, bailando, gritando y tirando la talla para así 'pasarla bien'. Aunque suene totalmente razonable, personalmente no me gusta esta forma de ver las cosas que ve a aquellos que discrepamos con esta visión de 'pasarlo bien' como 'FOMES'. La razón por la que digo esto se reduce a lo siguiente: "¿Por qué lo que dice este señor es 'pasarlo bien'? Acaso él tiene la autoridad de decir que es 'pasarlo bien' y lo que no'? Personalmente creo tajantamente que no, porque todo esto se remite a cuestion de gustos; cosa que como sabemos, es estrictamente subjetiva. Ahora bien, aunque reconozco que todos debemos tener una opinion al respecto sobre como la pasamos bien, personalmente no me gusta que se me ande tildando de 'FOME' sólo por el hecho de que me salgo del marco de lo que para un cierto número de personas es entretención. En otras palabras, 'pasarlo bien' siguiendo el modelo del carpe diem constituye sólo una manera de ver el mundo, pero no necesariamente implica que para pasarlo bien deba hacer esto o lo otro. Pasarlo bien se reduce a hacer las cosas que me dan placer o satisfacción a mí, cosa que varía de una persona a otra y por lo tanto, no tengo porque seguir ese dogma como tampoco aceptar que se me tilde de aburrido sólo porque cierta persona o un grupo determinado de personas lo estima así. Aunque parezca rebuscado, esto lo considero sumamente importante ya que por más que este caballero se empeñe en postular que SOMOS más fomes, su fundamento se basa en criterios meramente subjetivos, lo cual nada tiene que ver con el hecho, puesto que si yo lo viera desde su punto de vista, para mí, ÉL sería un aburrido porque no le gusta hacer las cosas que yo hago para pasarla bien.
Si bien esta práctica parecerá piola, ésta representa un elemento perturbador en la sociedad ya que al vivir en una sociedad cada día más individualista (juicio personal por supuesto) mayores actitudes prescriptivas surgirán, lo que se traducirá en una mayor arquetipización, mayor estereotipación y un mayor prejuicio a la hora de tratar a los demás, puesto que muchas personas se dejarán llevar por ciertas tendencias y modas con el puro afán de encajar e ignorando u ocultando sus verdaderas preferencias para evitar ser rechazado del grupo por así decirlo.
Sé que tal vez no soy la persona más apropiada para afirmar todo esto, pero aún así, nadie es dueño absoluto de la verdad, por lo tanto, por más que la gente se empeñe o se apegue a sus ideas, lo más probable es que más arraigago y más prescriptivo sea (como ironicamente se podría decir que lo estoy haciendo al plantear este mismo punto de vista como legítimo y despreciando al otro). En fin, mi punto es que como nadie es poseedor absoluto de la verdad, la prescripción constituye una práctica sana en la medida que ésta no se convierta en un dogma que sólo remite a elementos puramente subjetivos y basados en la experiencia. Si uno lo hace, se convierte en prescriptivo, para bien o para mal.